La arqueología industrial ha centrado su interés en la preservación de los bienes materiales, específicamente de los cascos históricos de las fábricas, olvidando al actor principal de la vida fabril: los obreros. De esta ausencia se debe hacer cargo la antropología urbana, hacer visible a los olvidados, que aún habitan junto a sus familias los barrios circundantes. Por eso la importancia de conservar esos hábitat populares, símbolos imperecederos de la modernidad amenazados, paradójicamente, por modernizaciones urbanas que pretenden borrar toda huella material e inmaterial del proletariado urbano de la ciudad de México, lo que provocaría la desaparición de una de las principales tradiciones modernas.
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