La arqueología moderna produjo una temporalidad funcional a la invención nacional pero hoy opera en un escenario de tiempos múltiples. Su relación con la modernidad, incuestionada por tanto tiempo, ahora parece sólo una de varias posibilidades, aunque cuidosamente vigilada por la retórica ortodoxa —acomodada a los tiempos multiculturales a través de un cinismo políticamente correcto— que se complace en la cercanía con los otros mientras vigila la distancia. Estas notas son un viaje esquemático por los tiempos de la arqueología y quieren mostrar que no se pueden entender sin considerar su relación con las representaciones y las identidades.
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