Hasta años recientes, el conocimiento que los nahuas de la Sierra de Puebla tenían de su propio pasado prehispánico y colonial era vago y parcial, además de basado esencialmente en tradiciones locales, de manera que la conciencia de su propia vinculación con las grandes civilizaciones de lengua náhuatl del Altiplano central era fragmentaria e incierta, cuando no totalmente inexistente. La creciente influencia del mundo exterior, hecha de escolarización, movilidad social, valorización arqueológica y artesanal, pero también de interacción con administradores y funcionarios gubernamentales, estudiosos, sacerdotes, turistas, en los últimos años ha modificado profundamente esa conciencia, así como la propia capacidad de los nahuas de gestionar en forma autónoma la definición de su propia identidad cultural. A través de algunos ejemplos etnográficos, intentaré ilustrar los procesos mediante los cuales la población indígena y sus interlocutores más cercanos recuperan no pocos aspectos de la “cultura azteca”, seleccionándolos, interpretándolos, adaptándolos y replasmándolos. Para concluir haré algunas consideraciones sobre las motivaciones, las estrategias y los objetivos que inspiran a los diversos actores protagonistas del fenómeno.
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