El artículo trata de los papeles desempeñados por el diablo en el sistema de creencias de los maseuales, nahuas de la región de Cuetzalan, Sierra Norte de Puebla, México. El personaje implantado durante el periodo de colonización fue asimilado no sólo según sus particularidades europeas, sino también de acuerdo con algunos de los parámetros de la antigua concepción nahua del siglo xvi, que asigna a la divinidad terrestre la capacidad de devorar a los seres humanos tal cual un animal hambriento. El nuevo diablo, emergido de la confrontación de dos tradiciones culturales, responde a la dinámica del sistema relacional derivado del modelo de intercambio agricultor de los antiguos mesoamericanos, si bien con ciertas particularidades que serán exploradas en este trabajo. Además, personifica uno de los principios del par dual complementario que da inicio al mundo y hace girar los ciclos naturales.
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