Las fortificaciones pueden ser definidas como el levantamiento deliberado de estructuras físicas con el objetivo de conseguir ventajas militares para la defensa de un lugar y de imponer un obstáculo a los enemigos. El hecho de erigir fortificaciones implica una serie de decisiones deliberadas concernientes a la cantidad de recursos requeridos para defender una localidad determinada en relación con los beneficios estratégicos y tácticos que podría representar su defensa, de manera que los diversos dispositivos de fortificación equivalen a “sistemas de armas” que obligan a un atacante a emplear más tiempo y recursos en una ofensiva que los que se necesitan para defender un lugar amenazado por un enemigo.
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