La idea de que el modo de morir se encuentra en el modo de vivir está fuertemente arraigada en literatura y en las tradiciones populares, pero también en el discurso de las ciencias sociales que se ocupan de ese fenómeno interdisciplinario por excelencia. Con diferencias en la prosa se insiste en que la vida es una cadena de sufrimientos y que la propia vulnerabilidad ante la muerte tiene su origen en la situación social.
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