A pocos años de cumplirse el bicentenario del inicio de la lucha por la independencia, el interés por ese periodo tan traumático y complejo se ha reavivado entre los historiadores argentinos, luego de muchos años en los que su estudio sólo se sostuvo en la Academia Nacional de la Historia. Este reverdecer historiográfico, compartido por historiadores americanos y europeos, formula preguntas que inevitablemente en el contexto de la llamada “globalización” se imponen ante Estados nacionales que comienzan a observarse como lo que son, organizaciones políticas territoriales producidas en el tiempo y de ninguna manera estáticas e inmutables. Así, de algún modo, los historiadores actuales se encuentran en idéntica encrucijada que los historiadores de fines del siglo XIX y principios del XX.
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