Comer y olvidar: los peligros del rancho en la cárcel de San Pedro (La Paz, Bolivia)

En la cárcel de San Pedro los reclusos autogestionan muchos aspectos de su vida en cautividad, puesto que el Estado no les provee de suficientes insumos y facilidades. Además de otras anomalías, existen puestos de comida, pensiones y restaurantes que quedan a cargo de los mismos presos que tienen fondos para poder emprender actividades comerciales de este tipo. En este escenario paradójico, consumir la comida proporcionada por la institución penitenciaria, es decir el rancho, se vuelve un indicador de pobreza, pero sobre todo esta tipología de comida esconde, según los reclusos, sustancias dañinas, los “tranquilizantes”, cuya compleja simbología les vuelve metáfora de las dramáticas condiciones vividas en la cárcel.

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