Al poco tiempo de consumada la conquista de la Nueva España, se inició la construcción de obras defensivas en los nuevos puertos que se establecieron para la comunicación y el comercio con la Metrópoli. Al paso de los años, estas obras se transformaron en verdaderas fortalezas, formando parte de todo un sistema defensivo regional, toda vez que cubría la Nueva España, y América Central. Sin embargo, en términos generales, su número fue reducido para el caso de la Nueva España, y todavía es menor el número de ellas que aún subsisten. Así como es necesario recuperar la historia de estas fortalezas, también se deben de proteger y conservar como parte del patrimonio histórico de una época de gran importancia para el país.
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