Este artículo busca rastrear el pueblo de Yecapixtla a través de las fuentes históricas, y advertir el complejo cosmogónico en que se insertó desde la época prehispánica en función de las relaciones de poder que se adhirieron al espacio. El antiguo altépetl de Yacapixtla, pueblo hoy enclavado en la porción nororiental del actual estado de Morelos, rodeado por profundas barrancas y en el centro de una compleja red hidráulica, se convirtió en un bastión militar mexica desde donde se controlaban las poblaciones ubicadas al sur, la irrigada región de la Tlalnagua. La guerra y el acceso a las aguas delinearán su perfil religioso. Destaca por ello el papel a la vez redistributivo y revolucionario del caprichoso Tezcatlipoca, artífice del paisaje de Yecapixtla. El ocaso de los guerreros bajo la pax hispánica traerá entonces profundas consecuencias en el posterior desmantelamiento de aquel orden geopolítico, del que sólo quedarán algunos rastros mitológicos en la llamada “capital de la cecina”.
[Texto completo].:: GUERRA
Al estallar la guerra entre Estados Unidos y Japón en diciembre de 1941, la emigración de origen japonés que se encontraba en todo el continente americano ascendía a cerca de 700 mil personas. A pesar de que la gran mayoría de inmigrantes ya se habían nacionalizado y tenían familia nacida en los países de destino, fueron considerados de pronto como “enemigos de guerra” o como potenciales espías al servicio del Imperio japonés. En este artículo se explica cómo se desarrolló esta “gue¬rra interna” contra los japoneses, principalmente en México, y qué mecanismos fueron utilizados a nivel continental para combatirlos, violando los más elementa¬les derechos que como ciudadanos habían adquirido.
[Texto completo]Las fortificaciones pueden ser definidas como el levantamiento deliberado de estructuras físicas con el objetivo de conseguir ventajas militares para la defensa de un lugar y de imponer un obstáculo a los enemigos. El hecho de erigir fortificaciones implica una serie de decisiones deliberadas concernientes a la cantidad de recursos requeridos para defender una localidad determinada en relación con los beneficios estratégicos y tácticos que podría representar su defensa, de manera que los diversos dispositivos de fortificación equivalen a “sistemas de armas” que obligan a un atacante a emplear más tiempo y recursos en una ofensiva que los que se necesitan para defender un lugar amenazado por un enemigo.
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