Agricultores y consumidores de maíz se encuentran una vez más en la encrucijada de defender o de dejar perder la cultura de la milpa. Bajo el actual modelo de desarrollo y de políticas agrarias nacionales, los pequeños y medianos agricultores no pueden competir con los precios internacionales de productos básicos; tampoco invertir frente al control de malezas y proliferación de plagas. En este artículo, con base en un extenso trabajo de campo, se analiza esta problemática en dos estados altamente contrastantes, Oaxaca y Sinaloa, con el fin de vislumbrar las posibilidades para la defensa del maíz como un bien común a nivel nacional. Frente a esta situación agraria nacional, los dilemas expresados por los agricultores, lo mismo que las propuestas y opiniones de los consumidores, resultan fundamentales en la construcción de caminos alternativos a la actual política agraria.
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