Durante la segunda mitad del siglo XIX un vertiginoso desarrollo de la industria transformó la sociedad y la economía de los Estados Unidos. Al mismo tiempo se fortalecieron las grandes denominaciones protestantes, cuya teología había sido difundida en Norteamérica desde varios siglos atrás. De este florecimiento de la religión protestante se derivó, hacia finales del siglo XIX, una campaña de evangelización que trascendió las fronteras de los Estados Unidos llegando por supuesto a México.
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