El turismo de lo religioso ha sido una de las ventanas que se ha abierto entre países y se puede presumir como uno de los efectos de la globalización, del consumo e intercambio cultural entre personas y lugares. Para el caso de Lima, es interesante resaltar el origen y desarrollo del turismo religioso de la santería vinculado a diversos procesos de reacomodos diaspóricos entre migrantes de origen cubano, de la difusión de las prácticas rituales en medios de comunicación y de la legitimación e institucionalización de casas templo en Lima. Finalmente, los símbolos culturales locales (limeños) se entrecruzan con otros más amplios, produciendo cambios significativos en las tradiciones, filtraciones culturales circulatorias que se ensamblan en contextos transnacionales.
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