Comentario a las series de “Etnografía Contemporánea de los Pueblos Indígenas de México” y “Pueblos indígenas de México”, del Instituto Nacional Indigenista

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En esta ocasión se comentan dos series de publicaciones; por un lado, un conjunto de monografías breves sobre grupos indígenas de México,1 destinadas a un público amplio, y por otro lado, una serie de ocho libros,2 que presenta monografías más completas sobre ciertos grupos indios de México, destinadas a especialistas y a un público más informado.

Ha habido varios intentos de presentar el panorama de los pueblos indígenas de México a partir de monografías específicas para cada uno. El trabajo pionero fuer de Carlos Basauri,3 al inicio de los años cuarenta de nuestro siglo, con una mezcla de excelente información recabada tanto en el campo por él mismo y por otros, como atrasada, incluso proveniente de la obra de fines del siglo pasada de García Cubas.4 Después, a mediados de los cincuenta, aparece otro intento, el de Mendieta y Núñez,5 intento fallido, lleno de errores, con una edición descuidada que, afortunadamente, dado lo pequeño de la edición, pronto desapareció. En la primera mitad de la década siguiente, los sesenta, para el montaje del Museo Nacional de Antropología e Historia, diversos especialistas escribieron monografías más o menos extensas y con datos casi siempre al día, provenientes usualmente de trabajo de campo sobre los grupos indígenas de México. Fue una edición mimeográfica,6 restringida a menos de 100 ejemplares cada una, que no más de media docena de bibliotecas han conservado. 1969 aparece el Handbook of Middle American Indians,7 que presenta en inglés un panorama representativo pero no completo de los grupos indígenas de México y de otras partes de América.

Como es obvio, a inicios de los setenta no se contaba con un panorama monográfico completo que diera cuenta de cada uno de los grupos indígenas del país y de éstos como conjunto. Es, pues, el momento en que el Instituto Nacional Indigenista (INI) inicia intentos al respecto. Primero fue un conjunto de monografías breves,8 de divulgación, que en forma de folletos se fueron publicando a lo largo de cuatro años. Posteriormente, en 1976, se unen estos folletos en un volumen,9 la información está presentada siguiendo un formato similar en cada caso y haciendo hincapié en los problemas indígenas y en las tareas del INI al respecto. Resultó finalmente algo bastante oficialista, que dejaba de lado ciertos aspectos sustantivos, como por ejemplo, los reclamos indios alrededor de la educación, la migración indígena, los descontentos manifestados en las tomas de tierras, los problemas censales en el recuento de los grupos étnicos, las peculiaridades de familia y parentesco en cada caso, etc. Sin embargo, y a pesar de lo breve de cada monografía, hasta ese momento constituyó el intento más sólido al respecto.

De 1993 a 1995 el INI continúa con esta tarea y produce una serie de 53 monografías breves, llamada “Pueblos Indígenas de México”,10 que incluye 52 monografías de grupos étnicos y una más que presenta el panorama de los nuevos asentamientos en la Selva Lacandona. La serie se basa en una versión original, escrita por cada especialista en la región, que ha sido sintetizada en 17 apartados similares, que incluye, además de los capítulos tradicionales aspectos novedosos y significativos, como salud, territorio, ecología y reproducción social; relaciones con otros pueblos, o movimientos sociales y organizaciones indígenas contemporáneas. La mera capitulación de las breves monografías de esta serie da idea de otra perspectiva de la realidad india: no más considerarlos como pueblos aislados, piezas de museo, comprendidos y aprehensibles en sí mismos, sino como pueblos que tienen relación con su medio y con el total social que los rodea, de grupos que se organizan para defender sus derechos, en fin, de pueblos vivos, actuantes y que participan en el mundo moderno y cuya voz se escucha, se tiene que escuchar ya, en el concierto nacional.

Hasta ahora, esta serie de breves monografías es el panorama más completo que tenemos de los pueblos indios de México. Incluye grupos poco numerosos, 232, 235 personas (kikapúes, mochos), pero, sin embargo, deja de lado grupos bastante más numerosos, como mayas de Quintana Roo (150 mil), de Campeche (85 mil), zapotecos del sur (20 mil), o los diversos grupos nahuas de otros estados (Valles Centrales de Puebla-Tlaxcala, Veracruz central, Sierra de Puebla), huicholes (80 mil), cuicatecos (16 mil), tepehuas (11 mil) o ixcatecos (1 500, y aquí habrá que investigar si realmente lo son, o son mazatecos de Ixcatlán). Grupos más pequeños, como los cinco del noroeste (cucapá, 160; kiliwa, 50; papipai, 275; kumiai, 115; cochimí, 190), también quedaron fuera de esta serie, a pesar de que en alguna de las anteriores sí se incluyeron. Por la extensión de las fechas de edición, 1993 a 1995, es obvio que se trata de una serie en proceso, por lo que en el futuro seguramente se incluirán estos grupos faltantes.

Por otro lado, también habrá que incluir a los grupos que desde hace casi 20 años vinieron a enriquecer nuestro panorama pluriétnico, procedentes de Guatemala, como los 15 mil kanjubales, que por cierto, una parte de ellos han vivido en el territorio nacional al menos durante los últimos 1 000 años; o los 2 mil kekchí, 1 800 jacaltecos, 1 200 quichés, o los que apenas suman tres o cuatro centenas (ixil, chuj, tecos). Finalmente, un folleto más debiera dedicarse a aquellos grupos que tal vez todavía sean indígenas, a pesar de haber casi perdido la lengua, como los ópatas, ocuiltecos y tepecanos, por ejemplo.

La serie está bellamente presentada, escrita en un lenguaje sencillo destinado a un público amplio y en la cuarta de forros se han transcrito, además los dos artículos de la Constitución que muestran las modificaciones recientes en las que se hace referencia a los pueblos indios, el 4o y el párrafo II, fracción VII del 27.o Éste muy bien logrado esfuerzo debe darse a conocer, por lo que es de esperarse que tenga una amplia difusión, más allá de los expendios especializados del INI, del INAH (en sus tiendas de museos), de la Sedesol o de ciertas librerías elitistas. Las monografías de la serie y el pueblo de México merecen que se difundan ampliamente a través de puestos de periódicos o, al menos, en los almacenes comerciales que tienen venta de libros.

El esfuerzo anterior se complementa ampliamente con la otra serie comentada, “Etnografía Contemporánea de los Pueblos Indígenas de México”,11 en ocho volúmenes hasta ahora, donde se presenta 44 monografías especializadas, extensas, de diferentes pueblos indios. Están más o menos ordenados por regiones geográficas, incluyendo, sin embargo, a ciertos grupos cercanos, como los kikapúes de Coahuila en el Noroeste, pames de Querétaro en Oriental, purépechas en Centro, triquis en el Pacífico Sur, mixes en Transístmica). Cada monografía se presenta siguiendo un capitulado similar, en 18 apartados, que corresponden más o menos a los de las monografías breves mencionadas anteriormente, más otros dos interesantes apartados: educación y migración, y no siempre tratan sobre la acción indigenista.

El primer volumen, Noroeste, contiene diez monografías, que incluyen un par de interesantes novedades: un grupo migrante, los mixtecos, asentados en Baja California, México,12 desde los inicios de los ochenta, y analiza sus formas de vida y ajustes socioculturales en sus nuevos asentamientos. Otro grupo, los kikapúes, es visto como lo que es en realidad, un grupo internacional, que vive en México pero que continúa relacionado con sus lugares de origen en Estados Unidos. Salen hacia allá, al trabajo asalariado con su grupo ancestral, de mayo a noviembre y regresan a México a preparar sus campamentos de invierno. En el segundo volumen, Occidental, aparecen cuatro monografías, en dos de ellas llama la atención el cuidado que se tuvo de no tratar la relación de los indígenas con el tema del narcocultivo que, según otras fuentes, se presenta en la región (por cierto, los mismo se hace en los grupos de la Montaña de Guerrero y en los mixtecos, en el volumen Pacífico Sur).

El tercer volumen, Oriental, incluye siete grupos. A diferencia de los demás volúmenes, los apartados son distintos y no incluyen tanta información. Sin embargo, algunas monografías se acompañan de esquemas y cuadros comparativos interesantes que muestran formas de gobierno (pp. 49 y 227), comparación de población de 1878 a 1990 (p. 99), superficie agrícola (p. 138), calendario de fiestas (p. 161). El Centro, cuarto volumen de la serie, incluye seis monografías. A los purépechas se destinan 73 páginas, de las que 20 por ciento se dedican a una muy buena presentación del clima, el suelo, agua y sobre todo vegetación (pp. 218-235), que después toda esta información sólo se usa parcialmente para ejemplificar la economía lacustre (pp. 255-264), y deja casi sin tratar las de los de la Montaña.

Tres volúmenes, 5, 6 y 7, están destinados casi exclusivamente a Oaxaca. Cinco monografías componen el quinto volumen, Pacífico Sur. Las monografías se complementan con interesantes cuadros como el ciclo agrícola (p 57) y fiestas (pp. 72-73, 175-180). Dada la riqueza al respecto, se transcriben leyendas, mitos y cuentos indígenas en las monografías. El sexto volumen, Valles Centrales, incluye cuatro monografías. Las de los chinantecos muestra una interesante distinción entre los grupos asentados en su territorio tradicional, los reacomodados, por impacto de la Presa Cerro de Oro, y los asentados en las áreas de dispersión chinanteca, para hacer reflexiones sobre la reproducción sociolingüística. En la monografía mazateca se presenta un cuadro comparativo que ilustra los cambios ocurridos en el grupo (pp. 157-159). Pero tal vez el trabajo más interesante sea el de los zapotecos de la Sierra Norte, que presenta un apartado sobre las subáreas culturales, la del Rincón, que incluye sectores como Cajonos, Yalalag, Zoogocho, Rincón, Rincón Talea, Rincón Ixtlán y Rincón Villa Alta; subárea Choapan y subárea Albarradas. Al analizar los municipios y pueblos que componen cada subárea y sector puede verse que la realidad cultural no corresponde a la municipalización y no hace entender la reiterada petición indígena al respecto. El séptimo volumen, Transístmica, contiene cuatro monografías, entre las que no se cuenta la de los zapotecos del Istmo. La monografía de los popolucas de Veracruz presenta un enfoque interesante: analiza la etnicidad, la diversidad étnica, los procesos de modernización popoluca y la resistencia étnica, a partir de la lucha por la tierra, en una región de conflictos revolucionarios y bandolerismo rural (como el representado por Santanón).

Los tres volúmenes dedicados a Oaxaca fueron publicados a fines de 1995 y no salieron al público hasta 1996, por lo que no se incluyó en ellos el gran éxito indígena en su lucha de reivindicación étnica: los cambios constitucionales estatales para lograr elecciones a través de usos y costumbres. Sin embargo, al menos los mixes y los zapotecos de la sierra del sur, llevaban casi un decenio luchando por esto.

El último volumen, Sureste, octavo de la serie, se destina a seis grupos chiapanecos y a un comentario sobre la migración a la selva y los nuevos asentamientos en esta región. Llama la atención el haber hecho una sola monografía para tzeltales y tzoltziles (al igual que como se hizo en los folletos de “Los Pueblos Indígenas de México”, comentados anteriormente), se incluye a los de tierras altas como a los de la selva, a pesar de que cada grupo tiene medio ambiente y base económica distinta, aunque tengan, junto con otros grupos de la región, tanto de México como de Guatemala, una misma matriz cultural. Si se unió a tzeltales y tzotziles por compartir una misma tradición cultural mayense, habría que haber incluido en un mismo apartado a otros, como tojolabales, kajobales y tal vez también choles, por ejemplo. Si se consideraba la base económica habría que haber especificado cuando son de tierras altas y cuando de la selva. Finalmente, dos formas de trabajo siguen siendo significativas en la región, el enganche y el acasillaje, en sus modalidades actuales, pero no se mencionan en el texto comentado.

La región de Chiapas, sobre todo los grupos como tzeltales, tzotziles, tojolabales y choles se han visto involucrados en movimientos de reivindicación agraria indígena, que desembocaron primero en violencia (como la matanza de Wolonchón, por ejemplo), luego, a lo largo de diez años, en la organización guerrillera del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), mismo que se manifestó públicamente a partir del lo de enero de 1994. Sin embargo, sólo dos trabajos mencionan lateralmente esto: “Es innegable, empero, que los frentes de lucha se estructuran cada vez con mayor fortaleza…” (op. cit., 179), o “… toda la problemática agraria, del campesinado indígena de la región, ha aflorado con el estallido de una insurrección que, a partir del 1o de enero de 1994, ha sacudido la conciencia de México” (ibid., 229).

Al analizar en su conjunto los volúmenes anteriores se ve que es un trabajo en proceso, y que en próximos volúmenes se presentarán los grupos que faltan: mayas (Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Tabasco), zapotecos del Istmo y del sur, algunos grupos de Oaxaca (amuzgos, cuicatecos, ixcatecos), el resto de los nahuas, los pequeños grupos del extremo noroeste del país y los relacionados con Guatemala.

Estas monografías son textos especializados, pero también están dirigidos a un público más amplio. En cada ocasión se presenta una bibliografía que permite ahondar en el conocimiento del grupo. Su presentación es atractiva y, sobre todo, práctica, aun cuando el tiraje (2 mil ejemplares) no es todo lo amplia que se desearía.

A lo largo de las 44 monografías incluidas en los ocho volúmenes es posible conocer y entender los problemas que enfrentan los pueblos indígenas de México, sus luchas por la tierra, sus conflictos religiosos, su búsqueda de mejores condiciones de trabajo a través de la migración, su batalla contra caciques y sus intentos de reivindicación social, así como las características de su cultura, su organización social y el mundo de sus ideas, conocimientos y creencias. Tenemos al fin un panorama global que con base en las particularidades de cada grupo nos permite acercarnos a nuestros contemporáneos indígenas. Se llena un vacío que ya era intolerable antropológica y políticamente hablando.

La tarea del INI ha sido ardua, pero efectiva. Por supuesto, es una tarea no concluida, que no puede concluir porque siempre habrá nuevos cambios, nuevas relaciones de las que dar cuenta. El México indígena forma parte de la conciencia nacional, y pronto, tal vez más pronto de lo que se suponga, la información sobre los grupos será una amplia demanda popular, para la cual el INI ya tiene la respuesta adecuada a dos niveles, el de divulgación a través de la serie “Pueblos Indígenas de México”, o el especializado la “Etnografía Contemporánea de los Pueblos Indígenas de México”. No hay que olvidar, sin embargo, que se trata de la visión de los indios desde la sociedad mestiza, falta, por supuesto, la versión indígena de su propia realidad y, sobre todo, la mirada de ellos a la sociedad y a la cultura nacional.

Sólo resta felicitar a los que hicieron posible esta gran obra, que se inició desde la anterior dirección del INI, y que culmina ahora. La obra, 53 folletos y ocho volúmenes, más que las palabras, es la que lleva a reconocer la labor de Guillermo Espinoza y de Carlos Tello, respectivamente Director General anterior y actual del INI; de Julio A. Pérez Espinoza y de Carlos Zolla, Director de Investigación y Promoción Cultural anterior y actual del INI, también respectivamente, de Arnulfo Embriz, Subdirector de Investigaciones, y de Gabriela Robledo, coordinadora del proyecto, así como de todos los autores de los textos y de los que hábilmente hicieron las síntesis para los folletos. Ahí queda la obra como su mejor reconocimiento.

Sobre la autora
Margarita Nolasco
DEP-ENAH


Citas

  1. INI, Pueblos Indígenas de México, México, INI, 53 folletos, 1993-1995. []
  2. INI, Etnografía Contemporánea de los Pueblos Indígenas de México, México, INI, 1995. []
  3. Carlos Basauri, La población indígena de México, México, SEP, 1940. []
  4. Antonio García Cubas, Diccionario biográfico, histórico y geográfico de los Estados Unidos Mexicanos, México, SF, 1888-1891. []
  5. Lucio Mendieta y Núñez (ed.), Etnografía de México, UNAM, 1957. []
  6. Diversos autores, Monografías para los guiones museográficos del MNA, Mimeo., México, CAPFCE, 1962-1963. []
  7. Wauchope (ed.), Handbook of Middle American Indians, Londres, University of Texas Press, 1969. []
  8. INI, Monografías de los grupos indígenas de México, México, INI, 1973-1977. []
  9. INI, Los grupos étnicos de México, México, INI, 1976. []
  10. INI, op.cit., 1993-1995. []
  11. INI, op.cit., 1995. []
  12. También se asientan en California, Estados Unidos, pero la monografía se refiere específicamente a los que viven en el lado mexicano. []

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