Ríos de tinta han corrido en torno a la personalidad de La Malinche, tanto para reinvidicarla, corno para anatematizarla. Sin embargo, cuando se trata de emitir juicios mejor equilibrados, los aluviones se vuelven escasos. Lo anterior viene a colación porque el libro que aquí se reseña pertenece a la última clase mencionada: la de los puntos de vista que truecan la pasión por la objetividad.
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