La frontera entre Estados Unidos y México, sobre todo en centros urbanos como Laredo, San Antonio, El Paso y Los Angeles, sirvieron de escenario a una parte vital en el trabajo precursor de la Revolución mexicana de 1910. En los límites entre estos dos Estado-nación se discutieron con fervor revolucionario los asuntos del liberalismo, el anticlericalismo, el anarquismo, el nacionalismo, la clase, la raza y la identidad, y más aún: todos estos asuntos se articularon a través de las publicaciones periódicas, los relatos autobiográficos y las memorias de las mujeres que no sólo se involucraron con la contienda nacionalista de México en favor de un país más democrático, sino que también se metieron a la tarea de llamar la atención general sobre los asuntos de su género.
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