.:: Volumen 25
Gracias a los trabajos de investigación surgidos en los últimos años, podemos ahora reconocer el papel fundacional que las mujeres han jugado en aspectos y momentos clave de la vida nacional. Inmersas en la llamada economía de mercado desde el periodo colonial, inteligencia y mano de obra femenina se descubren casi indispensables en las actividades artesanales, industriales, comerciales y financiera del periodo. Hasta aquí, constatamos igualmente que su presencia en los asuntos públicos no marchaban de la mano con su aportación económica y cultural, presencia acotada, fundamentalmente, por un discurso moral de orden religioso que les reservó el cuidado del hogar y la familia como única opción.
[Texto completo]Se puede decir, grosso modo, que a lo largo de la vida colonial y nacional de México las mujeres han ocupado un lugar social inferior al de los varones, en todas las clases sociales y en las distintas regiones del país. Ciertamente los modelos de género y las leyes establecían la norma en forma rígida, y aunque las resistencias se manifestaron en las prácticas de vida, no modificaron sustancialmente las estructuras. Por eso, al cuestionar una serie de supuestos culturales y políticos en los que estaba fincada gran parte de la organización social, el feminismo se vio con mucha suspicacia. Por añadidura, la diferencia y subsecuente jerarquía entre los roles que ejercen hombres y mujeres era considerada de índole biológica y pautó su lucha, pues parecía amenazar al orden natural de las cosas. El feminismo parecía, más que una lucha por modificar el sistema social y cultural, una lucha contranatura. La gravedad del caso requeriría de tácticas conciliatorias.
[Texto completo]Intentaré delinear el personaje de Leonor Villegas de Magnón, quien fuera presidenta de la Cruz Blanca Nacional antes de adentrarnos en la descripción de la organización y desempeño de las enfermeras, objetivo del artículo. Originaria de Nuevo Laredo, Tamaulipas, nació el 12 de junio de 1876, con unos días de diferencia de la entrada triunfal de Porfirio Díaz a la Ciudad de México, luego que desconociera al gobierno del presidente Sebastián Lerdo de Tejada de acuerdo con lo estipulado en el Plan de Tuxtepec. El día de su nacimiento -cuenta Leonor en las memorias- su padre la apodó cariñosamente la Rebelde, porque los soldados federales que inspeccionaban el área y catearon la casa paterna en busca de revoltosos creyeron que el llanto de la recién nacida era el de un rebelde oculto.
[Texto completo]La frontera entre Estados Unidos y México, sobre todo en centros urbanos como Laredo, San Antonio, El Paso y Los Angeles, sirvieron de escenario a una parte vital en el trabajo precursor de la Revolución mexicana de 1910. En los límites entre estos dos Estado-nación se discutieron con fervor revolucionario los asuntos del liberalismo, el anticlericalismo, el anarquismo, el nacionalismo, la clase, la raza y la identidad, y más aún: todos estos asuntos se articularon a través de las publicaciones periódicas, los relatos autobiográficos y las memorias de las mujeres que no sólo se involucraron con la contienda nacionalista de México en favor de un país más democrático, sino que también se metieron a la tarea de llamar la atención general sobre los asuntos de su género.
[Texto completo]La prostitución infantil es un problema social poco estudiado desde una perspectiva histórica. Hasta el momento casi no existen trabajos dedicados al estudio del tema. Posiblemente esta situación se debe a que bajo el concepto de prostitución se incluye a mujeres menores y adultas, soslayando que ambas tienen características específicas que no se desprenden sólo de una relación comercial y cuyas características particulares se han transformado con el tiempo. El estudio de la prostitución en menores de edad, durante el periodo de 1926 a 1940, nos permite mostrar la idea que prevalecía sobre la minoría de edad en un momento dado -su paso entre la niñez y la adolescencia-, así como el contexto político y social que permitía el ejercicio de dicha práctica, y analizar algunas costumbres de los sectores sociales que participaban en el comercio sexual durante ese periodo histórico.
[Texto completo]Durante la Revolución mexicana, la incorporación de las mujeres fue importante, no sólo como acompañantes de los hombres y realizando sus tareas tradicionales (lavar, cocinar y cuidar a sus hijos, entre otras), sino que también tuvieron actividades militares. Se dedicaron a difundir ideas revolucionarias, fueron espías, correos y enfermeras, consiguieron ayuda para la población civil y colaboraron en la redacción de proyectos y planes. Realmente fue una contribución activa e importante. Tradicionalmente se ha dicho que las que participaron, lo hicieron para ayudar a sus hijos y esposos, que su lucha fue callada y desinteresada, pero es muy probable que ellas hayan sentido que su situación mejoraría en el momento que las cosas cambiaran en el país.
[Texto completo]Como parte de las supuestas costumbres añejas de México, en sus ferias tradicionales locales, se encuentra la figura de la elección de la reina de algunas fiestas. Más allá de cuestiones estéticas y de modelos femeninos en los gustos colectivos, se puede vislumbrar la inscripción de un mensaje cultural más profundo. Éste tiene que ver con las tradiciones históricas, las identidades comunitarias actuales y las redes sociales y de parentesco; asimismo con la significación de la refuncionalización adaptativa cultural de dicho evento colectivo y social en nuestros días. Además de la dimensión religiosa o pagana en el origen de esta actividad, pueden rastrearse los intereses político-administrativos, económico-comerciales y turísticos, sin dejar de observar el aspecto psico-social y emotivo del asunto, y la perspectiva lúdico-recreativa que sin duda posee.
[Texto completo]El libro consta de un prefacio, una introducción, seis capítulos, un anexo y una amplia bibliografía. En el primer capítulo se describe el desarrollo social y cultural de la región desde tiempos prehispánicos; el segundo narra la aparición del Cristo crucificado; en el tercero se examina el patrón de asentamiento y la ubicación de barrios y capillas del pueblo actual. En el cuarto, se habla de las transformaciones arquitectónicas del Santuario, la iconografía y los exvotos que se encuentran en un recinto anexo al convento. En el penúltimo capítulo se discute el ciclo de fiestas y peregrinaciones a lo largo del año ritual en Chalma: las ferias de Reyes, del Primer Viernes de Cuaresma, de Semana Santa, de Pascua de Pentecostés, 1 de julio, de San Agustín, de San Miguel Arcángel y la de Navidad.
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