Ni Antonio de Nebrija, ni los grandes gramáticos y lexicógrafos del Renacimiento, ni los humildes religiosos que se embarcaban a evangelizar el orbe nuevo podían imaginar el universo lingüístico que les esperaba en esta orilla del Atlántico. La riqueza y diversidad de lenguas dejaba pequeño el relato bíblico de la Torre de Babel. Menos aún podían imaginar que la mayoría de estas lenguas serían pronto codificadas y que perdurarían, podremos decir recordando la famosa frase de Antonio de Nebrija, como “lenguas compañeras del imperio”. Para nuestra mirada, dueña de una visión de siglos, la codificación gramatical y léxica emprendida en el XVI alcanza un significado excepcional.
[Texto completo].:: FILOLÓGICA
Este artículo forma parte de una investigación filológica y lingüística más amplia sobre la Doctrina y enseñança en la lengua maçahua de Diego de Nágera Yanguas.
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