Al estallar la guerra entre Estados Unidos y Japón en diciembre de 1941, la emigración de origen japonés que se encontraba en todo el continente americano ascendía a cerca de 700 mil personas. A pesar de que la gran mayoría de inmigrantes ya se habían nacionalizado y tenían familia nacida en los países de destino, fueron considerados de pronto como “enemigos de guerra” o como potenciales espías al servicio del Imperio japonés. En este artículo se explica cómo se desarrolló esta “gue¬rra interna” contra los japoneses, principalmente en México, y qué mecanismos fueron utilizados a nivel continental para combatirlos, violando los más elementa¬les derechos que como ciudadanos habían adquirido.
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