Los estudios de Juan Carlos Tedesco, Andrea Alliaud, Inés Dussel, Flavia Fiorucci y Lucía Lionetti (para citar tanto trabajos clásicos como más recientes) sobre la historia del normalismo en el siglo XIX enfocan su mirada en las memorias de Instrucción Pública, en publicaciones oficiales y en publicaciones periódicas masivas. Se observa que ha escapado a la mayoría de los estudiosos el examen de las voces de los nuevos educadores y sus discusiones en las múltiples asociaciones creadas en las dos últimas décadas del siglo XIX. Uno de los aportes de mi investigación consiste en indagar las publicaciones de estas asociaciones.
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Los estudios sobre Domingo Faustino Sarmiento son abundantes, a tal punto que un estado del arte que aborde las distintas tesis y enfoques constituye una investigación en sí misma. En el caso puntual de Campaña en el Ejército Grande Aliado de Sud América (1852), se destaca el estudio de Tulio Halperín Donghi, cuyo análisis apunta al pensamiento de Sarmiento. Este historiador señala que, en las obras máximas de Sarmiento como Facundo, Viajes o Recuerdos, el escritor y el reformador se articulan muy bien, mientras que en Campaña, por el contrario, ha perdido el rumbo político y se produce un desfasaje entre el escritor romántico y sus argumentos políticos. Juan Bautista Alberdi, adversario político de Sarmiento y aludido negativamente en Campaña, plantea otra lectura: Sarmiento con su Campaña se propone minar la autoridad del liderazgo de Justo José de Urquiza y postularse como el gran candidato para presidir el país. La lectura alberdiana permite ver un aspecto que no destaca Halperín: Campaña es una operación política. Este artículo sigue la clave alberdiana pero subraya un aspecto no indicado por Alberdi (quien no tiene preocupaciones historiográficas): Campaña fue producida en tres entregas a lo largo de 1852, y Sarmiento no sabía que las produciría de esa manera. Al poner el foco en la historicidad de Campaña y analizar cada entrega en su específica coyuntura política, se advierte que cada una de ellas es una operación política distinta.
[Texto completo]El trabajo propone el análisis de las causas de las deserciones de los sectores populares, miembros de las tropas de milicias y el ejército de línea durante la primera mitad del siglo XIX en Tucumán. Para ello, se parte de la consideración de las motivaciones otorgadas a raíz de la urgente necesidad de reclutamiento para hacer frente a la guerra iniciada tras la Revolución de 1810 en Buenos Aires. La ausencia de motivaciones o incentivos otorgados a los miembros de la jerarquía militar, como la falta de identificación con la guerra en los periodos políticos analizados, habrían repercutido en las resistencias ofrecidas por los sectores populares miembros de las tropas, las cuales fueron desde una simple desobediencia hasta desacatos, motines o deserciones.
[Texto completo]A finales del siglo XVIII, la reorganización administrativa y política realizada por los Borbones al crear el virreinato del Río de la Plata, fragmentó a la antigua gobernación en dos intendencias, y la ciudad de Salta se convirtió en 1784 en capital de la intendencia de Salta del Tucumán. En estas décadas, los funcionarios y los vecinos de la ciudad de Salta impulsaron una política de “pacificación” y ocupación de los territorios orientales, adentrándose en el denominado Chaco Gualamba o el Gran Chaco, un espacio en el cual convivían diversos pueblos indígenas con estancieros, sacerdotes y militares además de refugiados, milicianos, comerciantes y reos que burlaron la justicia de variada condición social y étnica.
[Texto completo]Este artículo tiene un propósito muy modesto, tan modesto que se concentra en un único y fugaz episodio. El 13 de diciembre de 1826, una montonera liderada por Cipriano Benítez, un labrador de la frontera oeste de Buenos Aires, invadió el pueblo de Navarro. Apenas se apoderaron del pueblo apresaron y sustituyeron al comisario, nombraron otro juez de paz, detuvieron al recaudador de la Contribución Directa y se apoderaron de la recaudación, obligaron a los vecinos principales a firmar un papel en el que se comprometían a “auxiliar” a los federales y les impusieron contribuciones forzadas. Al día siguiente, con su fuerza acrecentada intentaron repetir la operación en la Villa de Luján pero fueron derrotados y la montonera dispersada.
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